miércoles, 16 de enero de 2008

"Los Espigadores y la Espigadora"

Año: 2000
Nacionalidad: Francia
Género: Documental
Duración: 82 m.
T. original: Les glaneurs et la glaneuse
Dirección: Agnès Varda
Intérpretes: Bodan Litnanski, Agnès Varda, Francois Wertheimer
Guión: Agnès Varda, Didier Doussin
Fotografía: Stéphane Krausz, Didier Rouget, Pascal Sautelet, Agnès Varda
Música: Joanna Bruzdowicz, Isabelle Olivier
Montaje: Laurent Pineau, Agnès Varda

Viajando por Francia, Agnès se ha encontrado con espigadores, recolectores y gente que busca entre la basura. Por necesidad, puramente por azar o por obligación, esta gente recoge objetos desechados por otros. Su mundo es sorprendente. Constituye un gran contraste con el mundo de los espigadores de ayer, de las mujeres campesinas que escarbaban para conseguir los pequeños granos de trigo que quedaban después de la cosecha. Patatas, manzanas y otros alimentos desechados, cosas sin dueño, relojes sin manillas, televisores, juguetes; éste es el menú de los espigadores de hoy. Pero Agnès es, ella misma, también una especie de espigadora con su cámara recogiendo imágenes para este documental tan personal. No hay límite de edad para la curiosidad. El mismo hecho de filmar es, de por sí, una forma de recolección.




"Los espigadores y la espigadora" es un documental en el que se nos quiere hacer pensar acerca de la sociedad de consumo en la que vivimos, de usar y tirar y del despilfarro que hacemos a diario. Lo que nosotros desperdiciamos es recogido por otras personas, algunas lo hacen por su extrema pobreza y otras porque creen que es inmoral tirar tal cantidad de comida y objetos cuando miles de seres humanos se mueren de hambre en el mundo.

El documental empieza diciéndonos la definición de lo que son los espigadores. Espigadores: “Dícese de la persona que recoge las espigas que los segadores han dejado en el rastrojo”. Existen desde hace siglos, y trabajan en los campos después de la siega, agachados, recogiendo las espigas, es decir las flores de las plantas llamadas gramíneas (por ejemplo los cereales).
Normalmente este trabajo lo hacían campesinas humildes en las grandes plantaciones. Hoy los espigadores también existen, aunque ya no sólo recogen las espigas que quedan en las cosechas. Son espigadores de ciudad, que buscan y se quedan lo que otros desperdician.
La postura del espigador es la misma, no ha variado con el tiempo. Antes se agachaban en el campo, y ahora entre las basuras. Antes recogían espigas y ahora manzanas, patatas, carne, relojes, televisores, juguetes... En este mundo tan consumista todos los días se despilfarra.


El primero de los personajes que aparece en el documental es un ex camionero en paro. Trabajaba demasiadas horas diarias y no respetaba los turnos, así que en un control le pillaron y su empresa le despidió. Su mujer se fue de casa con sus hijos y se quedó en la indigencia.
Hoy vive en una caravana y se alimenta de lo que otros tiran por cualquier causa. Una patata con forma de corazón que no se vende en los supermercados, una manzana demasiado oscura, un yogur del que pasa un día de caducidad...
Pero no todos son como él. Algunos son trabajadores, que por cuestiones éticas se dedican a recoger basuras. “La gente no se da cuenta de que no podemos seguir despilfarrando de esta forma. Hay que reciclar para respetar al medio ambiente. Yo me dedico a buscar lo que está nuevo y todavía puede ofrecer servicio”. Otros espigan porque son artistas y con los objetos elaboran obras de arte. “Son como regalos que están en la calle, como si siempre fuera Navidad”, dice uno de ellos.


A veces la sociedad no les comprende, pero ellos tampoco entienden a los que consumen sin sentido. Y menos aún a las grandes empresas que no dejan recoger los alimentos o los objetos que desperdician. Agnès los ha grabado con una cierta incomprensión. ¿Por qué los pobres no pueden recoger lo que vosotros tiráis? “Porque no es legal”, responden. Aunque en el documental también salen expertos del mundo de la abogacía explicando lo que es y lo que no es legal sobre los espigadores. Pero el problema persiste: mientras toneladas de comida se pudren, otros se mueren de hambre en el mundo.


La directora también quería expresar su amor a la pintura. “Tenía que unir las piezas y hacer que tuvieran sentido en la película, intentando no traicionar las cuestiones sociales a las que se refiere: los desperdicios y la basura”. A lo largo de su carrera esta directora nacida en 1928 ha sorprendido con algunos de sus títulos. Desde su primer trabajo, "La pointe courte", que realizó sin tener ninguna formación ni conocimiento técnico alguno sobre películas ni objetivos y que sorprendió a muchos, han pasado ya 48 años, en los que ha ganado varios premios, entre ellos el Oso del Festival de Berlín y el León de Oro del de Venecia. Durante la recolección de trigo en el verano de 1999 vio en televisión a un granjero que explicaba que si su cosechadora no estaba bien ajustada perdería muchos granos. Entonces se acordó de que hace muchos años existían unas personas llamadas espigadoras, y se dispuso a grabar un documental “de camino errante”, como ella lo define, en busca de estas personas. “Me las arreglé para acercarme a ellos, para sacarles fuera de su anonimato. Descubrí su generosidad. Hay muchas maneras de ser pobres, manteniendo el sentido común, el sentido de cólera o de humor".


La película Los espigadores y la espigadora viene precedida de un gran éxito y reconocimiento en toda Europa.

Curiosidades


- Es un documental de Agnès Varda, autora de La pointe courte, Cleo de 5 a 7 (1967), Le
bonheur (1964) o Sin techo ni ley (1985).

- Le surgió la idea viendo un documental en 1999 sobre el mundo agrícola.

- Está rodado con cámaras digitales.

- Participó en el Festival de Cine de Cannes 2000.

- Consiguió el Premio del Cine Europeo 2000
al mejor documental del año.


Críticas


Télèrama - Marine Landrot - 05/07/00
"Esta mezcla de tímida lucidez y de divertida curiosidad hace que cada imagen sea un revulsivo. La muchas veces llamada la "mamá" de los cineastas no ha perdido ni un ápice de su travesura infantil."


Le Monde - Jacques Mandelbaum - 04/07/00
"Surcando Francia a la busca de objetos abandonados, Agnès Varda firma una película libre como el aire y fuerte como la muerte."


Le Nouveau Cinéma - Marie Elisabeth Rouchy
"(Agnès) Una recolectora, como uno de los que ella firma. Y una fantástica contadora de historias."


Pariscope - 12-18 de Julio de 2000
"Un atrevido pedazo de película"


Inside Out Film - Ferret
"Hacer un documental sobre gente que recoge lo que otros tiran no parece material de primera, ¿verdad?. Pero esta es una película acerca de encontrar valor allí donde otros no ven nada, y el bondadoso documental de Agnès Varda es justo lo que hace."


Cannes 2000 - 24 Images Nº 103-104
"El encanto del cine de Varda mantiene, en sus mejores momentos, una especie de ingenuidad -en el sentido de la pintura naïve (ingenua)-, que pasa por una manera frontal, literal, de abordar las cosas. (...) Después de esta película, no podemos mirar ya de la misma manera los alrededores de los supermercados, con su despilfarro de alimentos supuestamente estropeados, destinados al cubo de la basura y, sin embargo, perfectamente comestibles."


El País - Mirito Torreiro - 11/10/02
"... un documental de excepcional inteligencia, que literalmente se bebe de la pantalla en un suspiro.(...) Todos los mundos son posibles dentro de este nuestro despilfarrador, desmedido universo; para resaltar, en suma, la gloriosa pluralidad de la existencia."


La Gaceta del Viernes - Jerónimo José Martín - 01/11/02
"Un estimulante fresco impresionista, que ofrece una atractiva libertad formal, un sensacional acompañamiento musical -muy variado- y una luminosa visión de las miserias de las sociedades desarrolladas y de las grandezas de muchas de sus gentes, que protagonizan la silenciosa revolución de las pequeñas batallas."














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