sábado, 12 de enero de 2008

"Ser y Tener"

DIRECTOR: Nicolás Philibert - FOTOGRAFÍA: Katell Djian, Laurent Didier - SONIDO: Julien Clochet - MÚSICA: Phillippe Hersant - CÁMARA Y MONTAJE: Nicolás Philibert - AYUDANTE DE MONTAJE: Thanddée Bertrand - FOTO FIJA: Christian Guy - JEFE DE PRODUCCIÓN: Isabelle Pailley Sandoz - PRODUCTOR EJECUTIVO: Giles Sandoz - PRODUCTOR ASOCIADO: Serge Lalou.

Inspirado en el fenómeno francés de la clase única, "Ser y Tener" muestra la vida de una pequeña clase de un pueblo a lo largo de todo un curso, mostrándonos una cálida y serena mirada a la educación primaria en el corazón de la Landa francesa. Una docena de alumnos entre 4 y 10 años, reunidos en la misma clase, se forman en todas las materias bajo la tutoría de un solo profesor de extraordinaria dedicación. Maestro de la autoridad tranquila, el profesor Georges López conduce a los chicos hacia la adolescencia, mediando entre sus disputas y escuchando sus problemas.


La sencillez y la eficacia son las características esenciales del documental francés "Ser y Tener". La película, dirigida por Nicolás Philibert, indaga en sus imágenes en el fascinante misterio del aprendizaje, en la hipnótica actividad de enseñar y aprender en la intimidad de un aula unitaria. Una de esas escuelas que todavía pervive en el medio rural en las que un único profesor atiende las necesidades de niños de todas las edades. En "Ser y Tener" el espectador asiste a través de la cámara a un curso completo en esa escuela rural, mezclándose en la actividad cotidiana de sus personajes, un ciclo puntuado por el reloj de las estaciones.


Si la preocupación por la educación, como suele decirse, es el reflejo de un país, habrá que convenir que el que ha sido y sigue siendo el que más y mejor ha sabido representar este tema tan decisivo en su cine, es sin duda Francia. Su inclinación por lo pedagógico y por todo lo que rodea el mundo de la escuela se remonta a títulos legendarios como "Cero en Conducta" de Jean Vigo, 1933. Por encima de todos los demás sobresale el nombre de François Truffaut como el cineasta que con mayor persistencia y acierto se ha acercado a la cotidianidad de la escuela no siempre con el ingrediente idílico de la formación de las individuos. El interés de Truffaut por los mecanismos básicos del aprendizaje propició la espléndida "El Pequeño Salvaje" que reconstruía algo así como el grado cero del aprendizaje a través de los esfuerzos del doctor Jean Itard por reintegrar al mundo civilizado a Víctor de Aveyron, un niño abandonado por su familia a principios del siglo XIX que creció en el bosque sin contacto alguno con humanos.


A esa misma tradición, añadiendo la idea de la representación, y el análisis de la escuela como nítido espejo social, se inscribe la más reciente "Hoy Empieza Todo" en la que Bertrand Tavernier retrata algunos de los aspectos menos amables de la sociedad del bienestar desde la perspectiva de un idealista persistente.


Ciertamente el cine español resiste a duras penas la comparación con el reflejo del mundo escolar de la industria del otro lado de los pirineos. Si acaso podemos destacar algunos títulos emblemáticos que arrojaron una mirada crítica al aislamiento cultural y político de la posguerra (como por ejemplo "Bienvenido Mr. Marshall" de Luis García Berlanga, 1952) . De entre todas las incursiones del cine español en las aulas persiste en la memoria de todos la secuencia de la escuela de "El Espíritu de la Colmena" de Víctor Erice, 1973.


Con mayor o menos acierto, incluso con ninguno, el cine español ha seguido regocijándose en la medianía y en las prácticas vejatorias del sistema educativo durante la larga noche del franquismo. No es casualidad que el interés por estos temas pedagógicos se presenten en pantallas internacionales bajo banderas de países poco desarrollados o en situación de conflicto, en los que la actividad educativa depende más del voluntarismo de los individuos que de la atención organizativa o presupuestaria de los Estados. Como viene a constatar la cineasta Samira Makhmalbaf en sus películas en general y en su episodio de largometraje colectivo sobre en 11-S en particular. Entre las películas más o menos recientes que abordan el tema destaca por encima de casi todas "Ni Uno Menos" de Zhang Yimou, 2000, que mostraba con depurada precisión los desvelos de una jovencísima maestra rural para mantener intacto el censo de sus alumnos.


"Ser y Tener" transcurre en una escuela peculiar y modélica circunscrita al universo reconocible y acojedor del medio rural en un país tan civilizado como Francia, donde los niños crecen apaciblemente rodeados de todo lo que necesitan en medio de familias interesadas en su formación. "Ser y Tener" fue la primera película que se estrenó en España del documentalista Nicolás Philibert, un experimentado cineasta consagrado al género documental interesado por temas relacionados con la cultura en general y el mundo de los museos en particular. Algunas de las películas inéditas y más interesantes de Nicolás Philibert giran en torno a limitaciones o disfunciones de los individuos, sobre enfermedades físicas o espirituales, como la sordera o la demencia, que su cámara atenta ha sabido captar como una expresión casi de plenitud de lo mejor de la naturaleza humana que ilustra elocuentemente su particular concepción del documental específicamente cinematográfico (como por ejemplo "Le Pays des Sourds", 1992).


En "Ser y Tener" Philibert convierte al espectador en testigo y cómplice del esfuerzo conjunto en perfecto equilibrio entre el esfuerzo y el juego, entre la familiaridad y la disciplina, que reina en el recinto mágico del aula."Ser y Tener" concentrada sobre la labor imprescindible de enseñar y educar, materializa en sí misma la esencia misma del documental, cuya naturaleza tiene mucho que ver con lo pedagógico, con la voluntad de enseñar y aprender, con la corriente irrefutable que emanan de la pantalla cuando las imágenes que la ocupan funcionan con fluidez, sensibilidad y fuerza.


CURIOSIDADES:

- Desde el primer momento, Nicolás Philibert, se dio cuenta de que no quería muchos niños. Como mucho 10 ó 12, no 25. Para que sus espectadores pudieran identificar a todos.


- La clase tenía que ser lo suficientemente grande para que ellos pudieran grabar dentro y lo suficientemente luminosa para que no tuvieran que usar luz artificial.

- Se visitaron más de 100 escuelas antes de escoger la definitiva.

- La habilidad del maestro para enseñar junto a la paz y la tranquilidad de la zona, fueron determinantes para elegir esa escuela.


Para terminar quisiera dejar un dato y es que, aquí en España también tenemos escuelas de este tipo donde niños de diferentes edades comparten pupitre y profesor. Sólo en la Comunidad de Madrid, por ejemplo, hay 9.